El seguro del hogar no cubre la provocación intencionada del siniestro por parte del asegurado. Pero tampoco cubre al asegurado si los datos aportados en la contratación de la póliza no se corresponden con la realidad. Es una práctica frecuente en los seguros de hogar declarar menor valor del continente o del contenido para que la póliza salga más económica. Es un error.
Es conveniente informar a la compañía si se produce alguna modificación respecto a las condiciones contratadas inicialmente para valorar el contenido y continente de la vivienda y evitar así problemas cuando ocurra un siniestro. Conviene revisar anualmente las condiciones de contratación.
Si se va a contratar un seguro de hogar, es recomendable identificar los riesgos de la vivienda en función de sus características, ubicación, año de construcción, uso, calidad, etcétera. Por ejemplo, el tipo de siniestro al que está expuesta una casa aislada en el campo no es el mismo que el de un piso en una comunidad de vecinos o el de un chalé independiente en una urbanización.
Tampoco es lo mismo que la vivienda se sitúe en una región lluviosa y húmeda que en una región seca. Hay que contratar las coberturas atendiendo a estas circunstancias y riesgos específicos de la vivienda.
En cuanto a los siniestros, hay que tener en cuenta los más habituales -averías por agua, rotura de cristales y daños eléctricos- y los más caros, como robos o incendios. Es recomendable que la póliza siempre incluya la responsabilidad civil.
Una vez valorado el riesgo, el cliente puede contratar el seguro que mejor se adapte a sus necesidades, complementando su póliza con garantías opcionales como la responsabilidad civil, daños estéticos, robo o defensa jurídica, entre otras.
Si se va a contratar un seguro de hogar, es recomendable identificar los riesgos de la vivienda en función de sus características, ubicación, año de construcción, uso, calidad, etcétera. Por ejemplo, el tipo de siniestro al que está expuesta una casa aislada en el campo no es el mismo que el de un piso en una comunidad de vecinos o el de un chalé independiente en una urbanización.
Tampoco es lo mismo que la vivienda se sitúe en una región lluviosa y húmeda que en una región seca. Hay que contratar las coberturas atendiendo a estas circunstancias y riesgos específicos de la vivienda.
En cuanto a los siniestros, hay que tener en cuenta los más habituales -averías por agua, rotura de cristales y daños eléctricos- y los más caros, como robos o incendios. Es recomendable que la póliza siempre incluya la responsabilidad civil.
Una vez valorado el riesgo, el cliente puede contratar el seguro que mejor se adapte a sus necesidades, complementando su póliza con garantías opcionales como la responsabilidad civil, daños estéticos, robo o defensa jurídica, entre otras.
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