La chimenea no pasa de moda. Este elemento ha sabido adaptarse a las últimas tendencias del interiorismo y la arquitectura. Las chimeneas han evolucionado hacia líneas que responden al minimalismo o emplazamientos exentos acordes con la arquitectura.
Hace tiempo que la chimenea, conjunto formado por hogar, revestimiento decorativo y conducto, dejó de ser exclusiva de los grandes chalés. Hoy día no es necesario realizar una obra de calado para disfrutar de este sistema calefactor; de hecho, su uso se ha extendido a estudios y apartamentos. Existe toda una gama de soluciones tanto técnicas como decorativas para cualquier rincón donde el cliente se haya propuesto emplazar una chimenea.
Y es que se ha convertido en un elemento ligero que se puede colocar sobre el suelo, colgando desde techo o pared o apoyado sobre otras superficies. Según su emplazamiento dentro de la estancia, la chimenea puede ser frontal, lateral, central, de esquina o de rincón.
Lo más demandado son las decoraciones minimalistas con elementos en acero inoxidable o acero lacado en chimeneas metálicas de diseño, aunque el revestimiento tradicional de piedra natural o la clásica en mármol no pierde vigencia. Existe un cliente muy fiel para los modelos rústicos y clásicos, de estética tradicional, con decoraciones en mármol, piedra natural tallada, ladrillos rústicos y madera envejecida. También han experimentado un cierto auge las estufas decorativas que no necesitan instalación de obra.
La chimenea siempre se ha caracterizado por su funcionalidad calefactora y en la mayor parte de los casos se emplea como un sistema de apoyo a la calefacción. A la hora de elegir, los expertos aconsejan las de hogar cerrado (suelen llevar una puerta de vidrio que evita la salida de calor), cuyo rendimiento térmico está entre el 65% y el 80%, según el modelo.
Las ventas del hogar cerrado con recuperador de calor por turbinas han crecido en los últimos años. Proporciona mayor seguridad y rendimiento, ya que al calor emitido directamente por radiación a través de su cristal vitrocerámico hay que añadir el sistema de calefacción mediante aire caliente impulsado por turbinas. Esto permite calentar más rápidamente el local donde se encuentra instalado, así como conducir este aire caliente a otras habitaciones de la vivienda.
La tradicional chimenea con hogar abierto y amplia vista del fuego tiene un rendimiento que raramente supera el 20%. El rendimiento es limitado, al perderse al exterior gran parte del calor. Además, la combustión no es completa y se producen muchas emisiones de sustancias contaminantes. Los hogares abiertos, ya sean metálicos o prefabricados de hormigón refractario, no suponen más allá del 25% del total de unidades vendidas.
Pasión por la leña
Junto con las tradicionales chimeneas de leña, existen otros modelos más actuales de gas (propano, butano o natural), etanol o eléctricas. Aunque el encanto de una chimenea de leña es innegable. La presencia de una chimenea es el símbolo de una casa confortable y convierte a la estancia donde se ubica en el lugar más acogedor del hogar. Y, además, se trata de un combustible considerado ecológico y no contaminante. Al igual que diseños, hay precios para todos los bolsillos. Una chimenea metálica puede costar desde los 1.000 hasta los 2.600 euros. Una tradicional rústica de piedra natural y mármol, desde los 1.500 hasta los 3.000 euros.
En hogares (parte interior de una chimenea, donde se pone la leña y se enciende el fuego), el cliente puede elegir desde un modelo de ladrillo básico a uno tecnológico minimalista y panorámico. Los precios: entre 600 y 4.000 euros.
A la hora de instalar una chimenea es imprescindible acudir a un profesional, puesto que hay que analizar la medida del conducto, la altura y situación de la chimenea, etcétera. En caso contrario, pueden existir problemas de revoques, retroceso del humo hacia el interior de la vivienda.
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