El porcentaje de energía eléctrica dedicada a iluminación artificial en viviendas oscila entre el 5% y el 10%, señala este colectivo. En las zonas comunes del edificio se sitúa entre el 10% y el 15%, un porcentaje similar al uso que hace el sector industrial, indica la Guía Técnica de Iluminación Eficiente de la Comunidad de Madrid, editada por la Fundación Gas Natural y el Colegio de Administradores de Fincas de Madrid.
Algunos cambios en las lámparas y luminarias, así como la instalación de sistemas de regulación de la luz, pueden suponer ahorros importantes en iluminación, nada menos que entre el 50% y el 75%. En casa, una buena forma de empezar a ahorrar es sustituir las lámparas incandescentes por otras de bajo consumo, puesto que ahorran hasta un 80% de energía y duran 15 veces más manteniendo el mismo nivel de iluminación. Las lámparas fluorescentes tiene una vida útil 25 veces superior a la de las convencionales. Si bien es cierto que el precio de las primeras es considerablemente mayor, la reducción de gasto eléctrico en su uso favorece su rápida amortización. Es mejor cambiar aquellas que van a estar más tiempo encendidas.
Además, conviene usar fluorescentes donde se necesite más luz durante muchas horas, como las cocinas. Dar preferencia a la iluminación localizada ahorra energía y se consigue ambientes más confortables. También, colocar reguladores de intensidad luminosa de tipo electrónico. Y si se siguen a rajatabla las buenas prácticas, no hay nada mejor que aprovechar al máximo la luz natural y optar por los colores claros en las paredes y techos.
Además, conviene usar fluorescentes donde se necesite más luz durante muchas horas, como las cocinas. Dar preferencia a la iluminación localizada ahorra energía y se consigue ambientes más confortables. También, colocar reguladores de intensidad luminosa de tipo electrónico. Y si se siguen a rajatabla las buenas prácticas, no hay nada mejor que aprovechar al máximo la luz natural y optar por los colores claros en las paredes y techos.
En las zonas comunes, como portales, escaleras o vestíbulos, además de cambiar las lámparas y luminarias, es conveniente usar sistemas de temporización para que las luces se apaguen de forma automática pasado un tiempo prefijado. La instalación de sensores de presencia que se enciendan sólo cuando hay personas es esencial, y de hecho ya están presentes en muchas de las promociones de obra nueva. Estos sistemas permiten ahorros de entre el 50% y el 70% de energía. La inversión se amortiza en un plazo de cuatro a siete años.
Otra apuesta segura son las lámparas de inducción, "se puede lograr una vida útil de entre 40.000 a 100.000 horas, lo que las convierte, además, en ideales para el alumbrado de zonas residenciales de difícil acceso para su recambio", señala la Guía de la Eficiencia Energética.
Otra apuesta segura son las lámparas de inducción, "se puede lograr una vida útil de entre 40.000 a 100.000 horas, lo que las convierte, además, en ideales para el alumbrado de zonas residenciales de difícil acceso para su recambio", señala la Guía de la Eficiencia Energética.
El mantenimiento también influye en la factura eléctrica. La limpieza periódica de las lámparas y luminarias permite aumentar la luminosidad sin aumentar la potencia.
El paso del tiempo hace que disminuya la eficiencia energética de la iluminación debido a la depreciación del flujo luminoso de las lámparas a lo largo de su vida útil y la suciedad acumulada en las luminarias. Un adecuado mantenimiento permite alcanzar ahorros de hasta el 50%.
El paso del tiempo hace que disminuya la eficiencia energética de la iluminación debido a la depreciación del flujo luminoso de las lámparas a lo largo de su vida útil y la suciedad acumulada en las luminarias. Un adecuado mantenimiento permite alcanzar ahorros de hasta el 50%.
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